Cumpliría su promesa, pero primero le tocaba disfrutar como un niño pequeño de su primer título alemán. Le vimos levantar la Copa, cantar y celebrarlo por todo lo alto con sus compañeros. Y le vimos llevar esa bandera de España orgulloso por cada rincón del césped. Cuando acabó la celebración, Raúl se acordó de su promesa. Y, a cambio de aquella bandera de la que todo pudimos disfrutar durante la celebración, Raúl le dio su camiseta. Y sí, aquella chica acabó siendo muy feliz. Al igual que todos los raulistas que vimos a nuestro capitán volver a levantar un título y nos dimos cuenta con gestos como estos que acertamos de pleno cuando elegimos a nuestro ídolo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Marca un gol al más puro estilo Raúl, ¡venga, valiente!