26 de julio de 2011

Año I después de Raúl

Un año, con su 365 días, es lo que ha pasado desde aquella calurosa mañana de julio en la que estrené mi nueva camiseta de Raúl para despedir a mi siete con lágrimas inconsolables en un estadio que jamás le olvidará. Desde que Raúl bajó las escalaras del palco hasta que le perdí de vista camino de los vestuarios. Lágrimas. Todo fueron lágrimas. Sus palabras. El vídeo de despedida. Sus gestos. La afición. Sus lágrimas. Todo fueron lágrimas.

Y todo parecían ser lágrimas con nuestro siempre siete a tantos kilómetros de allí. Solo sus goles made in Raúl de su debut nos hicieron soñar. Pero empezó la Bundesliga y despertamos. Acabamos luchando, cual minero, porque nuestro equipo alemán no bajara. Sin embargo, seguimos celebrando rulogoles que nos alegraban la semana. Seguimos viendo como, pasito a pasito, el Schalke de nuestro Raúl se hacía un hueco en la final de la Copa de Alemania. Y vimos como, contra todo pronóstico, los del Gelsenkirchen se metían en una semifinal de la Champions por primera vez en su historia. Soñamos con la cuarta de Raúl. Soñamos con un Real Madrid-Schalke en la final. Soñamos y despertamos. Pero despertamos con Raúl como máximo goleador de la Champions y de las Competiciones Europeas. Solo por eso valió la pena verle poner rumbo a Alemania.

Y todavía nos aguardaba aquella final. Ganada por goleada. Aunque lo que jamás olvidaremos fue aquella celebración. Un Raúl feliz, radiente, sin separarse de su bandera de España y tirando de todo su equipo, al igual que hace en el campo, nos puso lo pelos de punta. Este era el Raúl que queríamos ver, este era el niño que amaba el fútbol que nos conquistó a todos. Y ahora él solo estaba conquistando a Alemania entera.

Se fue de vacaciones con el trabajo hecho. Al volver nos esperaban más alegrías. Otra final ganada, por penaltis. Sufriendo de nuevo. Otra sonrisa de Raúl y las pilas cargadas para empezar su segunda temperada en la Bundesliga. La suya y la de todos los que le seguimos a cada paso que da.

¡Y tanto que le seguimos! Si no olvidaré este año I después de Raúl es gracias a la Champions, a Lisboa y a Valencia. Viajé hasta el país vecino para ver como Raúl y su equipo pasaban la fase de grupos ganando al Benfica. Viajé hasta la costa para ver como Raúl se señalaba el siete en Mestalla y daba vida a la eliminatoria. Y para darle las gracias, pedirle una foto, que me firmara su camiseta y hablar con él dentro del hotel a la 1:00 am. El tiempo se quedó parado en aquel instante. Los sueños se volvían hacer realidad y es gracias a ese momento, que tengo en mi cuarto una foto con Raúl en la que me está regalando su sonrisa.

Un año descrito en párrafos desordenados, en emociones dificil de plasmar juntando sílabas, en ilusiones y sueños que hacen palpitan mis dedos y que golpean el teclado casi sin sentido. Un año inolvidable que nos ha dado portadas de periódico, sufrimiento, alegrías y la razón a todos aquellos que llevamos tatuado el raulismo en el corazón.

Pero da igual lo años que pasen, el Santiago Bernabéu seguirá echando de menos a su capitán. La afición coreo su nombre cuando marcó en Champions al Inter de Milán; cuando se ganó la Copa del Rey, aquella que le faltó ganar con el Real Madrid; cuando se volvió a Cibeles, la diosa también le echa de menos. Yo lo haré siempre, y corearé su nombre hasta que el fútbol deje de existir.

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