26 de febrero de 2011

Otro gol, otro empate, otro sueño...

Raúl ha vuelto a aparecer. Sí, otra vez nuestro siempre siete ha aparecido en la segunda parte para empatar un partido que su equipo iba perdiendo.
Digo otra vez porque esto me suena. Me suena y mucho. ¿Por qué será?
Por que hace 11 días pasó lo mismo. Bueno, con un sola diferecia. Aquella vez, en lugar de celebrar su gol desde casa, lo hice desde el estadio.
Viaje fugaz pero eterno a Valencia.
Mestalla. Eran las 20:45, no sonaba el himno de la Champions pero Raúl ya lo intuía. Estaba motivado. Y yo estaba allí para verlo.
Juntos aguantamos todos los silbidos, juntos aguntamos todos los insultos. Que fueron muchos. Pero aguantamos. Juntos. Con su camiseta puesta. Orgullosa. Más que nunca.
Entonces llegó lo que se ha repetido hoy. Llegó su gol. El 1-1. Llegó el empate.
Y me levanté del asiento. Grité su nombre. Celebré su gol. Como nunca. Como siempre. Lloré. Volví a escuchar insultos. Se señaló el siete. Volví a llorar. Grité su nombre. Celebré su gol.
Llevaba demasiados meses esperando ese momento. Ver a Raúl marcar un gol como llevaba haciendo durante 10 años en el Santiago Bernabéu y poder celebrarlo con él. En el mismo estadio, respirando el mismo ambiente. Y no podía ser otro que ese, el de la Champions. Su ambiente. Su motivación.
Si no había persona más feliz que yo en ese momento, aún me esperaba el mejor momento de mi vida. Si me lo cuentan horas antes cuando aún estaba en el aeropuerto de Barajas, no me lo creo.
Un taxi y tres amigas me llevaron hasta él. El hotel. El lugar del reencuentro.
Raúl vino solo y una hora más tarde que todos los demás. Mejor. Solo le quería a él.
Estaba la primera cuando abrió la puerta de la furgoneta, estaba hablando por teléfono y cogió mi permanente para firmar la camiseta, mi camiseta, su camiseta. Raúl volvió a escribir mi nombre en un camiseta como ya hizo hace años en una del Real Madrid.
Después dijo que le dejáramos salir, que firmaría todos. La primera foto y la primera sonrisa fueron para mí. Después cumplió su promesa, estuvo atendiendo con todo el mundo. A todos los raulistas que estábamos esperándole a la 1 de la madrugada.
Cuanto entró al hotel después de darnos las gracias por todo me puse a llorar de la emoción. El hombre de la puerta del hotel vio mis lágrimas y dijo: 'corre, entra, entra'.
Y ahí estaba yo. Dentro del hotel. Al lado de Raúl, que hablaba con su familia. Todos vieron mis lágrimas. Todos vieron mi sonrisa. Volví hacerme una foto con él.
Otro foto era lo de menos. Lo de más era poder tenerle delante y contarle todo lo que salía de mi corazón. Le dije que había llorado en el gol pero que lo había celebrado sola rodeada de valencianistas en Mestalla. Él me dijo: 'me alegro mucho por ti...' *.* Después de su sonrisa, añadió: 'El gol ha sido para todos nosotros'.
Lisboa, también fuia verle a Lisboa. Y ahora él lo sabe. No podía irme sin decírselo. Al igual que le dije que venía desde Madrid, que llevo 10 años llendo al Santiago Bernabéu y que ahora es dificil no verle a él. 'Algún día tenía que llegar este día...' fueron sus palabras. Aún así le dije que le echábamos mucho de menos. Que siempre lo haremos. Y para que no sea tan dura su ausencia, ahora voy al campo con la camiseta del S04. Que sonrisa me regaló, que carcajada, que risa. que felicidad. La suya y la mía.
No paró de dar las gracias a todo el mundo, en todo momento. Y yo a él. Por el gol. Por su tiempo, por su sonrisa. Por sus palabras, por su autógrafo. Por todo.
Todos los raulistas que nos encontrábamos en la puerta del hotel coreamos su nombre cuando llegó y esos mismos me aplaudieron al salir del hotel. Volví a llorar, creo. Mi felicidad nubló todo.
Sus goles son todo. Y hoy volvió a dármelo, haciendo recordar algo inolvidable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Marca un gol al más puro estilo Raúl, ¡venga, valiente!