11 de mayo de 2011

Real Madrid - Schalke 04, mucho más que un partido


Cuando le vimos hablar sabíamos que esto era un continuará...




El pasado viernes 6 de mayo salió a la luz una noticia que conmocionó a la mayoría de los madridistas. Aquellos que lloramos el 26 de julio del año pasado desconsolados por la marcha de nuestro siete. Aquellos que acudimos al Bernabéu esa soleada mañana aún sabiendo que no celebraríamos ningún gol de nuestro ídolo, sino que íbamos a decirle adiós. Perdón, hasta pronto.

La noticia es que vuelve. Siempre vuelve.

Nuestro siete se marchó, nos dejó huérfanos de alma dentro de campo y fuera de él. Pero desde Alemania nos siguió mandando fuerzas y regalos en forma de goles. Siguió callando bocas y dándonos la razón, una vez más, a quienes siempre hemos confiado en él.

Y el próximo agosto, volverá.

Raúl volverá, vestido de azul minero pero con el corazón aún, y por siempre, blanco, a jugar en el que siempre será su estadio, el Santiago Bernabéu. Si su corazón estará dividido, el nuestro también. Animaremos a nuestro equipo, apoyaremos a nuestro siempre siete.

Deseo que llegue ese partido. Si pudiera ser hoy, mejor. Veo el Bernabéu cada jornada lleno de camisetas del Schalke, ese día presiento que se multiplicarán por mucho. Si alguien las cuenta, que cuente la mía. Le prometí al protagonista de este blog que iría con la camiseta de su nuevo equipo al Bernabéu para que nadie se olvidara de él. Cumplo mi promesa. Ese día la luciré aún más orgullosa, sabiendo que él verá el estadio lleno de personas con el 7, su siete, a la espalda. Y sonreirá. Volverá a sonreír allí donde tantas veces sonrió. Y lloraré, como lloré la última vez que coincidí con Raúl González Blanco en el Bernabéu, el día de su despedida.

Propongo que ese partido dure más de 90 minutos. Muchos más. Y cuando acabe el encuentro escribiremos, de nuevo, otro continuará. Porque siempre estaremos esperando que vuelva a casa la mitad de nuestro escudo, Raúl.

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Marca un gol al más puro estilo Raúl, ¡venga, valiente!